Aplicaciones de la termoelectricidad
Las aplicaciones actuales y potenciales son los materiales termoeléctricos se basan en dos aspectos del efecto Thomson:
Por un lado, el establecimiento de un flujo de calor, opuesto a la
difusión térmica, cuando un material sometido a un gradiente de
temperatura es atravesado por una corriente eléctrica, permite pensar
en aplicaciones de refrigeración termoeléctrica. Esta solución
alternativa a la refrigeración clásica que utiliza ciclos de
compresión-expansión no necesita de partes móviles, lo que incrementa
su fiabilidad y elimina los ruidos y vibraciones. Estas propiedades son
fundamentales en aplicaciones en las que la temperatura debe ser
regulada de forma muy precisa y fiable, como por ejemplo en los
contenedores empleados en el transporte de órganos para trasplantes o
en aquellas en las que las vibraciones son un inconveniente grave, como
por ejemplo: los sistemas de guía que emplean láser, o los circuitos integrados.
Además, la posibilidad de crear un flujo térmico a partir de una
corriente eléctrica de manera directa hace inútil el empleo de gases
como el freón, que resultan perjudiciales para la capa de ozono.
Por otra parte, la posibilidad de convertir un flujo de calor en corriente eléctrica permite aplicaciones de generación eléctrica
mediante efecto termoeléctrico, sobre todo a partir de fuentes de calor
residual como los tubos de escape de los automóviles, las chimeneas de
los incineradores, los circuitos de refrigeración de las centrales nucleares.
El uso de esta tecnología supondría en estos casos una mejora en el
rendimiento energético del sistema completo de manera «limpia». El
calor residual es aprovechado para obtener un mayor aprovechamiento de
la energía. Por ejemplo: el empleo de la termoelectricidad en los
automóviles permitiría suplir parcialmente el trabajo del alternador, reduciendo así aproximadamente en un 10% el consumo de combustible.[3]
Además, la gran fiabilidad y durabilidad de estos sistemas (gracias
a la ausencia de partes móviles) ha motivado su empleo en la
alimentación eléctrica de sondas espaciales, como ocurre en la sonda espacial Voyager, lanzada al espacio en 1977. En ella el flujo de calor establecido entre el material fisible PuO2 (el PuO2 es radiactivo
y se desintegra, constituyendo entonces una fuente de calor) y el
exterior atraviesa un sistema de conversión termoeléctrica a base de
SiGe (un termopar de silicio y germanio), permitiendo de esta manera la alimentación eléctrica de la sonda (las sondas espaciales no pueden alimentarse mediante paneles solares más allá de Marte, ya que el flujo solar es demasiado débil). Véase el artículo Generador termoeléctrico mediante radioisótopo.
Como se verá a continuación, los sistemas de conversión que utilizan
el efecto termoeléctrico tienen un rendimiento muy pequeño, ya sea
generando electricidad o funcionando como refrigeradores. De momento
sus aplicaciones están limitadas a sectores comerciales en los que la
fiabilidad y la durabilidad son más importantes que el precio. Sin
embargo la termoelectricidad fue utilizada extensamente en las partes
alejadas de la Unión Soviética durante la década de 1920 para accionar radios. El equipo utilizaba barras de bimetal,
un extremo de las cuales se insertaba en la chimenea para conseguir
calor, y el otro extremo se ponía en el exterior, en el frío.
Principios de la conversión de energía por efecto termoeléctrico
Para la refrigeración o la generación de electricidad por efecto
termoeléctrico, un "módulo" está constituido por "pares" conectados
eléctricamente. Cada uno de estos pares está formado por un material semiconductor
de tipo P (S>0) y de un material tipo N (S<0). Ambos materiales
están unidos por un material conductor cuyo poder termoeléctrico se
supone que es nulo. Las dos ramas (P y N) del par y todas las de los
otros pares que componen el módulo se conectan eléctricamente en serie,
y en paralelo desde el punto de vista térmico (véase el esquema de la
derecha). Esta disposición permite optimizar el flujo térmico que
atraviesa el módulo y su resistencia eléctrica. Para simplificar, todo el desarrollo que sigue se realizará para un único par, formado por materiales de sección constante.
La figura de la derecha presenta el esquema básico de un par P-N utilizado para la refrigeración termoeléctrica.
La corriente eléctrica es impuesta de tal manera que los portadores
de carga eléctrica (electrones y huecos) se desplazan de la fuente fría
a la caliente (en el sentido termodinámico) en las ramas del par. Al hacerlo contribuyen a una transferencia de entropía de la fuente fría a la caliente, y por tanto a un flujo térmico que se opone al de la conducción térmica.
Si los materiales utilizados tienen buenas propiedades
termoeléctricas (veremos a continuación cuáles son los parámetros más
importantes), este flujo térmico creado por el movimiento de los
portadores de carga será más importante que el debido a la
conductividad térmica, lo cual permitirá evacuar el calor de la fuente
fría hacia la caliente, actuando como un refrigerador.
En el caso de la generación de electricidad, es el flujo de calor el
que implica un desplazamiento de los portadores de carga y por lo
tanto, la aparición de una corriente eléctrica.
Aplicaciones a bajas temperaturas
El material termoeléctrico más comúnmente utilizado a bajas temperaturas (150K-200K), está formado sobre la base de Bi1-xSbx (una aleación de bismuto y antimonio)
pero desafortunadamente sólo posee buenas características
termoeléctricas para el tipo N (conducción por electrones), lo que
reduce el rendimiento de conversión del sistema, puesto que ningún
material tipo P es eficaz a estas temperaturas (recordemos que un
sistema de conversión termoeléctrica se compone de ramas tipo P y N).
Curiosamente, a pesar de que sus propiedades son relativamente medias
(ZT~0,6), la aplicación de un campo magnético permite duplicar el factor de mérito, superando la unidad. Esta propiedad hace que estos materiales se empleen asociados a un imán permanente.
Aplicaciones a temperatura ambiente
Actualmente, el material más estudiado es el Bi2Te3 (aleación de bismuto y telurio).
Se emplea en dispositivos que funcionan a temperaturas próximas a la
ambiente, lo que incluye a la mayoría de los dispositivos de
refrigeración termoeléctrica. Las mejores prestaciones se han obtenido
con la aleación Sb2Te3 (una aleación compuesta por antimonio y telurio) que posee la misma estructura cristalina. Pueden conseguirse tanto muestras de tipo P como N, simplemente por
medio de pequeñas variaciones de la composición en las proximidades de
la estequiometría. En ambos casos los valores del factor de mérito ZT se aproximan a la unidad 1 a temperaturas cercanas a la ambiente.Estos buenos valores ZT se obtienen en parte gracias a la muy reducidad
conductividad térmica , que aproximadamente es de 1 W.m-1.K-1 en los mejores materiales.
Aplicaciones a temperaturas intermedias
Para su empleo a temperaturas medias (entre los 550K y 750K aproximadamente), el material más empleado es el telurio de plomo PbTe y sus aleaciones (PbSn) Te (Sn = estaño). Ambos compuestos, PbTe y SnTe pueden formar una solución sólida completa lo que permite optimizar la banda prohibida del semiconductor
al valor deseado. Los mejores materiales obtenidos poseen factores de
mérito próximos a la unidad a una temperatura cercana a los 700K.[8]
Sin embargo, estos valores se obtienen únicamente en materiales de tipo
N. Por tanto, actualmente el PbTe no puede constituir por si solo las
dos ramas de un termoelemento. La rama P se construye generalmente con
un material de tipo TAGS (por sus componentes Telurio-Antimonio-Germanio-Plata), que alcanzan valores de mérito superiores a la unidad a 700K pero exclusivamente para el tipo P.[9]
Por lo tanto, resulta crucial descubrir un material que pueda emplearse
como tipo P y N en esta gama de temperaturas, ya que industrialmente,
resulta más fácil emplear el mismo material para las dos ramas,
eliminando además la necesidad de emplear Telurio, que es extremadamente tóxico.[10]
Aplicaciones a altas temperaturas
Las aleaciones a base de silicio y germanio
poseen buenas características termoeléctricas a altas temperaturas (por
encima de 1000K) y son utilizadas principalmente para la generación de
electricidad en el campo espacial. De este tipo son las aleaciones utilizadas para la alimentación eléctrica de la sondas espaciales, como es el caso de la Voyager.
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